Lectura de Juan Andrés García Román

Y es que cuando hablamos de música en la obra de David Rosenmann-Taub no debemos remitirnos a la música como lenguaje reglado y sonoro, sino a su significación profunda como metáfora romántica, es decir, la música no como partición de tiempo en los espacios, sino como herramienta humana para rendir los moldes de la razón y la lógica a los pies de una libertad espiritualizada. Más que música, por tanto, y más que reglas de armonía del verso, de lo que hablamos es de la fantasía como coordenada, como espacio recuperado, como reivindicación de un lenguaje exclusivamente humano en el que los interiores de las palabras se mezclan en un río, del mismo modo en que se mezclan los contornos de las piedras a través de la lente del agua que pasa.